Colonia "Rincón del Carpincho": Las primeras tareas...la casa


Las peripecias de los primeros pobladores para asentarse. Testimonios reunidos en el libro "Colonia Rincón del Carpincho", breve reseña histórica, de María Cecilia Rigonat. En la foto, cocina a leña de una de las viviendas de la Colonia.



Las primeras tareas que tuvieron que realizar los colonos estaban encaminadas a la instalación de alambrados perimetrales, ya que los pertenecientes a la estancia fueron retirados, por personal del Banco Nación, durante la demarcación de los lotes. En la delegación que funcionaba en la colonia, podían ser adquiridos los postes y alambres para efectivizar la tarea.

La vivienda fue otro de los grandes problemas a resolver, sobre todo si se tiene en cuenta que la ocupación debía realizarse en forma inmediata, radicándose toda la familia en el lugar, que po lo general era numerosa.

En algunos casos, cuando coindiía con algún puesto de la estancia vieja, disponía de vivienda como en el caso de los Mallaina, cuyo lote fue transferido con "una casa de material de dos piezas, cocina, galéría, 1 WC de material, 1 galpón de material, 2 bebederos, 22 álamos, 51309 acacias, 32 paraísos, 1 aromo, 15 ligustros, 4 duraznos, 2 perales, 2 membrillos", según reza el acta de tenencia del 19 de mayo de 1949.

Nos cuenta la familia Postigo que con gran emoción, comprobaron que la parcela que les había sido adjudicada correspondía al lugar donde había residido la esposa del mencionado productor, donña Aurelia Ríos, ocupando el mismo rancho donde había pasado la infancia. Más tarde pudieron construir una nueva vivienda, esta vez de material.
Los Gralatto aún recuerdan con gran gratitud la generosidad de su vecino Mallaina, que les ofreció su casa para pasar los primeros tiempos, en las que se instalaron hasta levantar una vivienda. Lamentablemente una vez construida la misma, al poco tiempo, fue destruida por una tormenta de viento y lluvia, debiendo refugiarse, nuevamente, bajo el techo de su vecino.

La familia Ruiz, durante  los primeros años, habitaron una casa que se encontraba junto a la antigua cremería de la estancia Couget; posteriormente alcanzaron a construir la propia y otra más pequeña para los peones que trabajaban en su explotación.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, las familias se alojaron en improvisadas carpas de lona o chapa, con las incomodidades que ello representa, sobre todo para los niños.

Este es el caso de los Costa, quienes llegaron un 23 de marzo a eso de las dos de la tarde, y como la chacra no tenía vivienda, pese al cansancio, armaron una carpa. Esa misma noche se desató una gran tormenta de viento y agua, despertando en medio del agua, ya que como pudieron comprobar el lugar elegido era bajo, con el consiguienteb deterioro de todas sus pertenencias, por la circunstancial inundación. Al día siguiente nuevamente levantaron una carpa, cuidando la topografía del suelo.

En cambio, el señor Zielke tuvo otro tipo de inconvenientes. Para levantar su casa, fabricó ladrillos, pero un error de cálculo, lo llevó a obtener tres hornallas de ladrillos. El excedente decidió venderlo a otros vecinos. Esto le valió un llamado de atención por parte de las autoridades del Consejo Agrario Nacional, ya que no se podía vender lo que todavía no era dueño (la tierra).




















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