Los querandíes antiguos pobladores de Junín

Es el título de un libro que nació fruto de la investigación y el trabajo histórico del profesor Raúl Eduardo Di Fiori, integrante de la Junta de Investigaciones Históricas de Junín.



"Soy juninense (de Junín, provincia de Buenos Aires) y en cada uno de los viajes que hago entre algunas ciudades de la provincia, disfruto el paisaje de la llanura, su lejano horizonte, sus pastizales, sus pájaros, sus arboledas, sus arroyos y lagunas, y me pregunto ¿cómo se verían estas hermosas tierras antes de que el hombre blanco viniese?¿Quienes habitaban estos parajes?¿Cómo se las arreglaban para vivir? y muchas otras cosas"...
De esta manera el profesor Raúl Eduardo Di Fiori explica la motivación que lo llevó a escribir su libro "Los Querandíes, antiguos pobladores de Junín (y de la provincia de Buenos Aies)", presentado en un actividad cultural que tuvo lugar en la sede de la sociedad de fomento del barrio Pueblo Nuevo de nuestra ciudad el pasado viernes 8 de mayo.
En su obra, el autor comienza detallando y describiendo, ubicando al lector, con detalles de la geografía, ubicación, ríos y lagunas, flora y fauna, reseñando luego los pobladores primitivos de la zona y ya en el tercer capítulo comienza a describir el pueblo que lo ocupa: los querandíes.
Quienes eran, sus características físicas, la vestimenta, la vivienda, la alimentación, forma de vida de cazadores-recolectores, aspectos sociales y religiosos, el manejo del fuego, la alfarería, el trabajo de la piedra.
En el capítulo IV aborda su desaparición y el despoblamiento querandí del territorio.
Cita en su trabajo y remite a escritos de Ulrico Schmidl, Alberto Rex González y José A. Pérez y Félix Outes.
Todo esto, acompañado por ilustraciones realizadas por el mismo autor.
Di Fiori expresa en su libro que "el pueblo querandí, desde su conformación como tal, hasta la irrupción del europeo en sus territorios, vivió de forma primitiva, habiendo permanecido por cientos de años -lo ubica desde hace 7 mil años y hasta el 1.700 aproximadamente- en dicha condición, proveyéndose el sustento mediante la fuerza y la habilidad física necesaria para trasladarse grandes distancias a pie, cazar, pescar, recolectar huevos o frutos, abrigarse, cocinar las presas, calentarse, construir sus utensilios y precarias viviendas, tareas todas ellas, no exentas de un buen grado de inteligencia práctica.
El tiempo de sus días, regulado por la luz solar, estaba destinado casi en su totalidad a los menesteres imprescindibles para sobrevivir.
Ocupaban un territorio inmenso, cada grupo disponía de cientos de hectáreas para obtener sus alimentos, por ello, para el europeo la llanura pampeana aparecía ante sus ojos como un "desierto".
Pero éste no era un desierto árido, era una extensión bella y fértil, que el hombre blanco, inmediatamente consideró ideal para el pastoreo de sus caballos y vacunos y para afincarse en esta tierra que, no nos olvidemos, venían a "conquistar".
Fue un choque cultural, el nativo de la pampa, sintiéndose parte de la naturaleza, contra el conquistador europeo, armado no solamente de sus espadas, sino del concepto de propiedad, algo inédito para el aborígen.
El respeto de la tierra y sus frutos contra la codicia de tener y poder.
La inocencia del nativo contra la ambición del conquistador.
Los Querandíes fueron un pueblo que luchó por lo suyo, alguna vez triunfó, pero finalmente perdió la batalla contra aquellos que vinieron en nombre del progreso y la civilización.

AUDIOS DE LA DISERTACION DEL PROFESOR DI FIORI 

















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