Sylvia Iparraguirre y el mágico oficio de escribir

Nació en Junín en 1947. Una vasta trayectoria que la hecho ganadora de numerosos premios nacionales e internacionales. El recuerdo siempre permanente de su ciudad natal.








Sylvia Iparraguirre, una de las más destacadas escritoras argentinas contemporáneas, nacida el 4 de julio de 1947 en Junín. Se licenció en Letras en la Universidad de Buenos Aires. En 1969 conoce a Abelardo Castillo, con quien se casaría en 1976. Participó en la revista literaria "El Escarabajo de Oro " y fundó, junto a Abelardo Castillo y Liliana Heker, la revista literaria "El ornitorrinco" (que existió entre 1976 y 1986).

En 1982 ingresa en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) como becaria. Allí trabaja en una investigación de campo que luego será su tesis doctoral en el área de la sociolingüística. En 1986 comienza a trabajar en el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Posteriormente pasa al Instituto de Lingüística de la misma facultad donde forma parte de diversos proyectos de investigación, tarea que desempeña hasta la actualidad.

Se desempeña como profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Su novela "La tierra del fuego" es traducida al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, holandés y hebreo, y se edita, además de en los países hablantes de estos idiomas, en España, Cuba y Brasil. Su novela "El muchacho de los senos de goma" es traducida al holandés y al alemán.

También realizó críticas y ensayos literarios, como colaboración para distintos medios gráficos y revistas literarias.

Su obra: 1988 "En el invierno de las ciudades". Cuentos. / 1993 "Probables lluvias por la noche". Cuentos. / 1996 "El parque". Novela. / 1998 "La tierra del fuego". Novela. / 2000 "Tierra del Fuego. Una biografía del fin del mundo". Textos y entrevistas realizadas por ella. Fotografías de Florian Von der Fecht. / 2003 "El país del viento". Relatos. / 2005 "Narrativa breve". Cuentos reunidos. / 2007 "El muchacho de los senos de goma". Novela. / 2010 "La orfandad". Novela. /2015 "Del día y de la noche". Cuentos.

Premios: 1988 Primer Premio Municipal de Literatura por "En el invierno de las ciudades". / 1999 Premio de la Crítica en la XXV Feria del Libro de Buenos Aires por "La tierra del fuego". / 1999 Premio Club de los XIII por "La tierra del fuego". / 1999 Premio Sor Juana Inés de la Cruz (otorgado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México) por "La tierra del fuego". / 2014 Premio Konex - Diploma al Mérito como uno de las 5 mejores novelistas del período 2011-2013.

JUNIN Y CAPITAL

En oportunidad de un reportaje concedido al sitio web Eldestapeweb.com, Sylvia habla de su Junín natal y traza un paralelismo con su ciudad adoptiva, Buenos Aires en el siguiente reportaje:

-¿Que tiene Buenos Aires que no tenga otra ciudad? ¿Cómo fue su descubrimiento de la gran ciudad cuando llegó desde su Junín natal?


-La experiencia de lo urbano cuando uno es muy joven y viene de un lugar chico, como es mi caso, es una experiencia de aprendizaje y de euforia. Un aprendizaje múltiple, de distintos códigos. Hacia afuera, la ciudad enseña el cruce del tiempo y el espacio, uno descubre que vive la historia, camina entre monumentos y plazas cargados de sentido político, social. Ves la cultura en las librerías, en los teatros, aprendés por los ojos. En las relaciones personales, descubrí tipos humanos que desconocía; y en lo profundo, a solas, en la ciudad empezás con euforia el ejercicio de tu libertad.

-¿Que buscaba en la escritura cuando comenzó a escribir?

-No buscaba nada. Empecé a escribir casi por casualidad, de una manera libre, casi irresponsable. Sin ningún apuro por publicar. Con el tiempo y libro tras libro puedo decir que, en todos los planos, la escritura es la que me lleva al conocimiento profundo de lo que quiero decir. Tengo una idea previa, vaga y es cuando me pongo a escribir que sé hasta dónde puedo llegar. De algún modo es un autodescubrimiento que se da en cada libro nuevo.

-¿Es un oficio el de escritor? ¿Que definición le encuentra?


-Escribir es un oficio, como cualquier otro en el sentido de que tiene una técnica que hay que dominar y ese dominio no se da de golpe, es algo que hay que aprender. Como el oficio de albañil, que debe conocer los elementos con los que trabaja, como el actor que debe conocer todas las posibilidades de su cuerpo, que es su instrumento, el escritor debe conocer muy bien su lenguaje, que es su materia. Debe bucear en el lenguaje y conocer sus leyes. Si no sentís amor por las palabras, si una palabra te da lo mismo que otra, no vas a alcanzar el oficio de escribir, que es el intento de hacer decir al lenguaje aquello que querés transmitir.

-¿Cómo es su patria literaria? (sus ruidos, sus silencios, sus aromas, su biblioteca...)

-Mis patrias literarias son el silencio, mi gato, mi biblioteca, las plantas que veo cuando en la máquina doy vuelta la cara hacia el patio, una flor en un vaso, levantarme del sillón y caminar doce metros hasta el escritorio de Abelardo Castillo y comentarle algo, un autor, una frase, una idea; que él a su vez me quiera leer algo en voz alta y yo, a mi vez, quiera leerle algo en voz alta. Hay también otra patria en la soledad y el silencio de la noche de San Pedro, donde he escrito buena parte de mis libros.

-Hoy se lee mucho, se encuentra mucha información en la web, se divulga muy rápido, pero ¿se lee literatura?

-Se sigue leyendo literatura, la prueba son las reediciones de autores clásicos y modernos que se reimprimen. Como en toda las épocas, hay un gusto un tanto desaforado por no novedoso, que no es lo nuevo. Lo realmente nuevo salta inmediatamente a la vista. El verdadero gusto por leer literatura quizás esté más acotado, pero conozco mucha gente joven que lee muy bien y esta lectura literaria convive sin conflicto con su relación intensa con la web.


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